A finales del siglo XIX, España vivía una fiebre ferroviaria. La industrialización y el auge del comercio incentivaban la construcción de líneas férreas para conectar ciudades y pueblos, impulsando la economía y mejorando la movilidad de la población.
En esa época, la Marina Alta era una comarca agrícola y comercialmente activa, pero con un gran problema: su aislamiento y la falta de infraestructuras de transporte. La única conexión entre Dénia y Xàbia se realizaba mediante carreteras en mal estado y caminos rurales, lo que complicaba el comercio y los desplazamientos.
Ante esta situación, un ambicioso proyecto nació en la comarca: un ferrocarril que uniría Dénia con Xàbia, pasando por Ondara, Pedreguer y Gata de Gorgos. Sin embargo, lo que en papel parecía una iniciativa prometedora, terminó convirtiéndose en un sueño frustrado.
El origen del tren: Xàbia - Dénia
La propuesta de un ferrocarril entre Dénia y Xàbia surgió en 1891, cuando Gabriel Moreno Campo, un empresario de Dénia, solicitó formalmente la concesión para la construcción de un tranvía de vapor -el uso del vapor permitía transportar más carga y conectar los municipios con mayor rapidez- que uniera ambas poblaciones, las dos más importantes de la comarca, utilizando las calles de los municipios y carreteras estatales, minimizando así los costos de infraestructura.
La intención de Moreno Campo era aprovechar el crecimiento comercial de la zona, especialmente en sectores como la exportación de pasas y otros productos agrícolas como almendras, naranjas y algarrobas. Estos productos debían enviarse desde los puertos de Dénia y Xàbia hacia mercados nacionales e internacionales, pero la falta de un transporte eficiente elevaba los costos de exportación y limitaba el crecimiento económico.
El proyecto fue anunciado en la Gaceta de Madrid el 13 de abril de 1891, señalando que Gabriel Moreno Campo presentó la solicitud de construcción del ferrocarril ante el Ministerio de Fomento, abriendo la posibilidad a otras propuestas que pudieran mejorarlo. Pero no hubo competencia y, en octubre de 1892, la reina regente María Cristina aprobó oficialmente la concesión a favor de Moreno Campo.
El sueño de la comunicación comarcal
Pero tres años después, en 1895, se seguía en la misma situación, aunque un artículo en El Mercantil Valenciano describía con optimismo las oportunidades que traería el tranvía de vapor. Se destacaba cómo reduciría el aislamiento entre los pueblos y facilitaría el transporte de mercancías. Se aseguraba que Moreno Campo había invertido una gran suma de dinero en estudios y en la adquisición de terrenos, lo que hacía inminente la construcción del tren.
El presupuesto
El presupuesto total estimado para la construcción del ferrocarril Dénia-Xàbia rondaba los 2.000.000 pesetas, una cifra considerable para la época. Este cálculo incluía la infraestructura de vía estrecha, la adquisición de locomotoras de vapor, estaciones intermedias y los costos de expropiación de terrenos.
Y es que, el trayecto rodeaba el Montgó, permitiendo unir las principales localidades de la comarca en una sola línea. El recorrido propuesto cubría 25 kilómetros, iniciándose en Dénia y pasando por los siguientes municipios:
- Dénia (punto de inicio, con conexión al puerto).
- Ondara (un importante centro agrícola y comercial).
- Pedreguer (otra población clave en el comercio de pasas).
- Gata de Gorgos (estratégica por su ubicación y su producción de mimbre y cerámica).
- Xàbia (destino final, la bahía, con su propio puerto para exportaciones).
El tren en Xàbia
Uno de los elementos más ambiciosos del proyecto era la conexión con el puerto de Xàbia, que habría requerido un ramal adicional de aproximadamente 3 kilómetros desde el núcleo urbano hasta el embarcadero. Esta vertiente portuaria estaba pensada para facilitar la exportación de productos agrícolas hacia mercados europeos, además de fomentar el transporte de pasajeros y mercancías en conexión con los barcos que llegaban a la costa. Sin embargo, El informe final de los técnicos advertía que, de llevarse a cabo la ampliación hasta el puerto, el coste total del ferrocarril ascendería, ya que había que incluir la construcción de un muelle adaptado al tráfico ferroviario.
Y es que. la dificultad orográfica del terreno en la falda del Montgó, junto con el sobrecoste que suponía adaptar la vía a la pendiente del puerto, elevó el presupuesto inicial haciendo que el proyecto resultara menos atractivo y dificultaba la financiación.
Los defensores del ferrocarril insistían en que la falta de buenas comunicaciones era un obstáculo para el desarrollo de la comarca. Viajar entre Dénia y Xàbia en carreta tomaba más tiempo que ir a Valencia en tren. Con la línea ferroviaria, las localidades de la Marina Alta podrían consolidarse como un centro de población impulsando la economía regional.
Dificultades económicas y políticas
A pesar de los avances administrativos, la realidad fue más compleja. El proyecto enfrentó diversos obstáculos financieros. Aunque Moreno Campo tenía la concesión y el respaldo de la administración, necesitaba inversores para hacer viable la construcción. Sin un respaldo financiero sólido, el avance de las obras se ralentizó.
Además, la inestabilidad política y las dificultades económicas de la época no ayudaron. La crisis agraria y la competencia de otras rutas comerciales restaron atractivo al proyecto ferroviario. Con el tiempo, la urgencia de la línea disminuyó y la inversión se volvió cada vez más incierta.
Así pues, a finales de la década de 1890, la ilusión por sacar adelante de este proyecto caía. Aunque todavía se hablaba del proyecto en la prensa y se debatían diferentes trazados, no se concretaban avances significativos. En 1899, algunos artículos denunciaban el estado precario de los transportes en la zona y seguían reclamando la construcción de un tranvía, de hecho, sugerían la construcción de una carretera de Vergel a Xàbia como alternativa más viable, pero habían pasado casi 10 años desde su impulso y las ganas y la pretensión no era la misma.
Otra propuesta ferroviaria
Finalmente, en 1902, la posibilidad de un ferrocarril en la Marina Alta volvió a surgir en los debates públicos, pero ya con una visión más amplia: conectar la comarca con Alicante. Sin embargo, el trazado original entre Dénia y Xàbia quedó en el olvido.
Concretamente, en 1912 hubo un nuevo intento de extensión ferroviaria. Se aprobó una extensión desde Gata de Gorgos hasta Xàbia, lo que parecía una oportunidad para recuperar el proyecto original. Sin embargo, las dificultades económicas de la Primera Guerra Mundial frenaron el avance.
En 1928, el proyecto de ferrocarril Gata-Cullera se planteó con una línea que pasaría por Xàbia, Pego y Gandia, pero éste intento también quedó en el olvido por falta de financiación.
En 1969, el cierre del ferrocarril Carcaixent-Dénia marcó el fin de las posibilidades de conectar Xàbia por tren. Y en 1974 se clausuró la línea Gandia-Dénia, terminando cualquier esperanza de una red ferroviaria en la comarca, situación de desconexión, aún existente, en la actualidad.
En definitiva, la falta de recursos, la inestabilidad económica y la dificultad para atraer inversores condenaron un plan que, de haberse realizado, habría cambiado el desarrollo de la Marina Alta. Hoy, más de un siglo después, y tras una oportunidad perdida, Xàbia y Dénia siguen sin estar conectadas por tren.
Bibliografía
- Juan Bautista Codina Bas
- Artículo de Antonio Espinós en Papers de l'Arxiu
- Publicación en la revista Aguaits nº 5 y 7
- Arxiu Municipal de Xàbia
Ufffff, no puedo ni quiero imaginarne un tren llegando hasta el puerto de Jávea…
Interesante desde el punto de vista histórico, pero HOY en tren a Jávea es la puntilla a la masificación y el fin del «turismo de calidad» que se ha cacareado como objetivo desde hace décadas. ¿Facilidades para que venga más gente? NO, GRACIAS. Los que tienen que venir, vienen en coches y no preciamente en Seat leon.