La brega: La denominación de esta quintà se debe al nombre que tiene la terminación 65 en la numeración de la ONCE, la pelea o la brega, debido a que en 1965 entramos en quintas -antes eras quinto con 21 años, cuando ibas a la mili-.
Este año de 2024 entramos en otro momento especial y ya todos tenemos 80 años. Nuestra Quintà ha estado presente cada año en el Día de Quintaes: en el almuerzo y en la comida, en los desfiles y en la ofrenda de flores a San Juan y siempre con el atuendo de la camisa usual.
Desde hace unos años se tomó la costumbre de encontrarnos en otro momento del verano para estrechar los lazos de la edad, fuera del bullicio festivo. Lo hacíamos en el mes de agosto, buscando un hueco entre las fiestas de moros y las patronales de Aduanas.
Estos encuentros nos hacen rejuvenecer, recordando la infancia y las múltiples anécdotas del pasado. María Cholbi ha sido en esta última etapa la responsable de unir a todos los miembros comunicándoles los encuentros y a través del boca-oreja todos se enteraban.
Las primeras veces nos reuníamos en el Montanyar. En la playa del Benissero, ya que los que acudían en coche para traer la mesa, sillas y viandas podían aparcar con facilidad. Luego pasamos a la zona delante de la finca más elevada que se encuentra en la mitad de la Avenida Mediterráneo por ser un terreno más plano para la colocación de las mesas plegables y sillas.
A esos encuentros realizados en el atardecer se ponían las mesas y rápidamente se cubrían de ensaladas, embutidos; manjares que cada uno aportaba. Se regaban con el vino de la tierra y mistela, acompañándolos con aceitunas y cacahuetes y para finalizar algún melón, uva e higos y hasta higos de pala y a veces una coca maría o de llanda.
Posteriormente hemos buscado lugares más adecuados ante la imposibilidad de aparcar con facilidad y en los últimos años lo hemos hecho en el restaurante El Clavo, pero en este caso con un almuerzo.
Entre chascarrillos y cotilleos, la alegría se expandía, el porrón o la bota hacía acto de presencia aludiendo la dicho popular: ‘Para comer bebamos para alegrarnos, para beber comamos para no emborracharnos’.
Sólo me queda añadir que en 1944 nacimos en Jávea 44 varones y 50 mujeres, con lo que la quintà la integrarían 94 personas a los que se suman los que naciendo ese año se han ido incorporando.
En las instantáneas que siguen se muestran algunos de esos encuentros, siempre en torno a una mesa que es el lugar apropiado para hablar mientras aliviamos el cuerpo con las viandas y el espíritu con la tertulia amena y amigable. Es lo que los griegos llamaron ágape.
Juan Bautista Codina Bas