Como ahora hay día para todo lo que se mueve celebro que se festeje el Día de los Abuelos (fue el pasado viernes 26 de julio). Con motivo de este señalado y merecido día, he querido homenajear a esta figura importantísima de los
abuelos -aunque yo también los soy-, porque se merecen no solo un día al año, sino los 365 días por infinidad de razones, servicios, cariño y dedicación desinteresada hacia los nietos, a los que, no solamente les ofrecen afecto y amor incondicional, sino que les trasmiten vivencias, experiencias y enseñanzas que les pueden ser muy útiles en los próximos años de su vida.
Para continuar, dadas las circunstancias sociales que vivimos, los abuelos tienen gran protagonismo en las familias españolas. Hay que agradecérselo y hacérselo saber con frecuencia. Conviven muchas horas con los nietos -sin que los padres estén presentes- a una edad a la que en muchas ocasiones les resulta costoso. Hay que reconocérselo porque, aunque lo hacen con gran amor y alegría, en muchos casos supone un esfuerzo no muy propio de su edad. El equilibrio es complejo.
Ante este breve comentario les advierto que soy abuelo y creo que es el mejor regalo y el más preciado tesoro que nos puede donar la Providencia. Las sonrisas y las gracietas de un nieto son vitalidad, alegría y felicidad. Nos dan ganas de decir: «yo quiero ser como un niño».
Quien tiene un abuelo tiene un tesoro, diríamos muchos de nosotros y nos preguntamos ¿qué es lo que hace que la relación entre los abuelos y los nietos sea tan especial?
Los abuelos viven la relación con los nietos con mayor libertad y por lo general sin tantos miedos como los padres. Ya han vivido la experiencia de ser padres y se sienten más tranquilos respecto a la incertidumbre, los problemas cotidianos y las dificultades propias de la crianza. Cuando un nieto disfruta de la compañía de sus abuelos, por lo
general suele recibir menos órdenes y tener menos obligaciones y tiene la oportunidad de nutrirse de actividades distintas a las que realizan en el día a día (irse de paseo, vivir historias increíbles a través de los cuentos, hacer galletas…).
Para los abuelos, la llegada de los nietos a su vida supone, en la mayoría de los casos, una renovación personal, se sienten más jóvenes y actualizados cuando se relacionan con los más pequeños y sus vidas cobran un nuevo significado. Para los nietos, los abuelos suelen ser una fuente de apoyo, actuando como guía, confidente y amigo para ellos.
La relación entre abuelos y nietos va a depender de la cantidad de tiempo que pasen con sus nietos. Si los abuelos pasan principalmente momentos de disfrute y de ocio, normalmente en compañía de los padres, la función principal será la de mimarlos y consentirlos. Ahora bien, si los abuelos dedican gran parte de su tiempo con los nietos, principalmente, por cuestiones de trabajo de los padres, su función se amplifica, siendo responsables del cuidado y educación junto a los padres y, sobre todo, cuando éstos no están.
Ser abuelo entraña muchos otros desafíos, pero ciertamente supone una ayuda imprescindible para la sociedad. Son un apoyo y alivio para los padres que trabajan y una fuente de experiencia y cariño para unos nietos que jamás les van a olvidar. Esa comida que solo consigue la abuela, esa frase que siempre dice el abuelo, ese amor inquebrantable y
esa fuerza que los hace únicos. ¡Qué vivan los abuelos!
Juan Legaz Palomares