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El ‘semáforo’ del Cabo de San Antonio de Xàbia: historia de una estación electro-semafórica y telegráfica abandonada

01 de febrero de 2025 - 06:59

Enclavado en los abruptos acantilados del Cabo de San Antonio de Xàbia se encuentra un edificio que alguna vez fue crucial para la navegación y las telecomunicaciones marítimas: la antigua estación electro-semafórica, conocida popularmente como ‘El Semáforo’.

Estas instalaciones, las estaciones electro-semafóricas (semáforos marítimos), son, quizás, las grandes infraestructuras desconocidas de apoyo a los buques. Pero, ¿qué era y para qué servía?. Eran un espacio de trabajo en el que se utilizaba, en un primer momento, un sistema de banderas como transmisión de mensajes entre la costa y los buques que surcaban el Mediterráneo, teniendo en cuenta que en aquella época estaba en auge el transporte marítimo en nuestra costa por la exportación de la pasa.

A partir de la década de los ochenta del siglo XIX empieza a generalizarse un nuevo concepto en el alumbrado marítimo: la estación electro – semafórica. Tenía como objetivo unificar en un mismo punto estratégico dos funcionalidades de extrema necesidad en los transportes y comunicaciones. Según una definición contemporánea, «una estación electro – semafórica es una casita convenientemente colocada en un punto elevado y saliente de la costa; en ella hay una estación telegráfica que comunica con la más próxima de la red general, y en su parte más elevada un aparato que sirve para comunicar, por medio de señales, con los buques que pueden cruzar a la vista»

Asimismo, la función de este edificio es un reflejo de los avances y cambios en la tecnología de las comunicaciones. A diferencia del faro, éste está hecho para ser visto, mientras que el ‘semáforo’ estaba hecho para ver y comunicarse.

Y Xàbia, por su estratégica ubicación, se convirtió en punto clave de la historia de las comunicaciones. Además de sus dos faros -el faro del cabo de San Antonio y el faro del Cabo de la Nao-, tuvo la primera estación telegráfica que unió con un cable submarino de 111,3 kilómetros la Península y las Baleares –la Casa del Cable– y una estación electro-semafórica y de telégrafo que empezó a operar en 1894, y de la que os contamos.

El origen: un proyecto para mejorar la seguridad marítima

Ahora, bien, tras la introducción de esta 'desconocida' infraestructura nos adentramos en el origen de la existentes en Xàbia. La historia del 'Semáforo' se remonta a finales del siglo XIX, cuando el desarrollo del comercio marítimo y las necesidades de comunicación llevaron al gobierno a implementar una serie de estaciones electro-semafóricas a lo largo del litoral español que complementaban la función de los faros, de ahí que se ubicara al lado del faro del Cabo de San Antonio, que entró en funcionamiento en 1855.

Su origen se remonta, en un principio, al 6 de junio de 1872, España comenzó a planificar el establecimiento de estaciones electro-semafóricas en su litoral, con el objetivo de mejorar la seguridad marítima y facilitar la comunicación entre los buques y la costa. Este proyecto fue impulsado por la Dirección General de Telégrafos, que reconoció la necesidad de dotar a la marina mercante y militar de una infraestructura moderna y eficiente.

Pero no es hasta abril de 1873 con la ampliación y reforma de la red telegráfica española, convertida en ley, cuando se regulan las líneas transversales y semafóricas del Estado, y entre ellas, figura el ramal con un hilo conductor de Jávea al Semáforo del Cabo de San Antonio.

Así pues, y 10 años más tarde, el 19 de noviembre de 1883, la Gaceta publicó la subasta para la construcción de un semáforo en el Cabo de San Antonio, con un presupuesto de 25.321,29 pesetas. Este semáforo comenzó a funcionar en 1885, aunque con serias deficiencias.

Crónicas de la época relataban que la torre era demasiado baja y que los ángulos de observación eran limitados, impidiendo ver todas las señales de los barcos. Además, el edificio resultó ser frágil y de mala calidad, hasta el punto de que los propios trabajadores no podían habitarlo.

Concretamente, según un artículo de Fomento de la Marina de Dénia publicado en un artículo en 1885, tras una visita al Semáforo del Cabo de San Antonio cuenta: «el edificio tiene el inconveniente de ser algún tanto bajo, motivo por el cual la habitación de los torreros destinada al servicio abraza un ángulo de horizonte de unos 25 o 30 grados, circunstancia que impide observar las señales que haga un buque que esté situado dentro de este ángulo, no siendo esto posible por estar colocado a la parte NE y SE. Para remediar esta falta desapercibida sin duda por el Sr. Ingeniero Jefe de la provincia y por el oficial nombrado para inspeccionar las obras, convendría levantar un segundo piso, pues de este modo podría el edificio aprovechar perfectamente para el servicio que le está encomendado».

Finalmente, en 1892, fue declarado 'inútil' y se modificó.

Un nuevo intento: la estación de 1894

Ante el fracaso del primer proyecto, se licitó la construcción de una nueva estación electro-semafórica en 1893, que fue inaugurada el 1 de mayo de 1894. Diseñada por el ingeniero Felipe Briñas y construida por José Cardona Salines, esta nueva instalación combinaba un semáforo para comunicación visual con los barcos y una estación telegráfica conectada con la red nacional. La estación se componía de parte eléctrica, que constituía un gabinete telegráfico con todos sus accesorios y en disposición de transmitir los telegramas que se presentaban para cualquiera población adonde llegara el telégrafo, y la semafórica, que comprendía un asta de bandera de determinadas dimensiones, con las señales que constituyen el plan de éstas, que se fija en el Código internacional, para comunicarse con los buques, y recíprocamente.

Los primeros vigías que operaron en la estación fueron José Tomás Zaragoza, de Villajoyosa, y Vicente Moll Español, de Xàbia -según Godofredo Cruañes, obtuvo la plaza para estudiar en la carrera de vigías de semáforos en junio de 1887. Alcanzó el grado de teniente de navío de la Armada, y fue Ayudante de la Comandancia de Marina en Benidorm-.

El Reglamento del Servicio Semafórico para una comunicación segura

En 1872, el Ministerio de Marina aprobó el reglamento del servicio semafórico, estableciendo sus funciones y requisitos para el personal. Su principal objetivo era la vigilancia del mar y la comunicación entre buques y tierra, operando desde el amanecer hasta el atardecer.

Los empleados, llamados vigías de primera y segunda clase, eran seleccionados por el Almirantazgo y debían cumplir estrictos requisitos: buena vista, conocimiento del Código Internacional de Señales, habilidades matemáticas y capacidad para identificar maniobras y averías de los barcos. La edad de ingreso oscilaba entre los 25 y 50 años.

Cada vigía debía recorrer el horizonte con su anteojo cada diez minutos y reportar cualquier actividad sospechosa, incluyendo posibles contrabandistas, a las autoridades marítimas y civiles. Además, los despachos telegráficos debían redactarse en el idioma del país donde estuviera ubicado el semáforo, facilitando así su comprensión.

Este reglamento fue clave en la profesionalización del servicio semafórico y en la seguridad de la navegación durante el siglo XIX.

Código universal de señales

Ya en 1867, en la conferencia telegráfica internacional de Viena, se había planteado la creación de un idioma universal de señales para la comunicación marítima. Esta iniciativa se concretó con el Código Comercial de Señales, desarrollado por Inglaterra y Francia y posteriormente adoptado por otros países europeos, incluyendo España.

Gracias a este sistema, los barcos podían recibir y enviar mensajes en tiempo real, algo revolucionario para la época. El semáforo de Xàbia, como otros de su época, combinaba un sistema de señales visuales con un enlace telegráfico que permitía transmitir mensajes a la red nacional.

Pero, con la llegada de la radiotelegrafía y la mejora de los sistemas de navegación, las estaciones electro-semafóricas fueron perdiendo relevancia. De esta manera, el Semáforo del Cabo de San Antonio, deja de prestar servicio en la primera mitad del siglo XX y fue reconvertido en una estación costera de Telefónica, la cual iba unida a la función de la Casa del Cable, construida en 1860 para albergar la estación telegráfica que enlazaba la Península con Ibiza mediante un cable submarino, fue ahí cuando el Semáforo cerró sus puertas e inicio su caída al abandono. De esta manera, el actual edificio, que pertenece a la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos, está en estado de deterioro.

¿Nueva vida?

El Ayuntamiento de Xàbia inició, hace unos años, gestiones para obtener su cesión y darle un nuevo uso, recuperando así una pieza clave en la red de comunicaciones del Mediterráneo. Una de las propuestas en estudio era su rehabilitación como centro tecnológico y de innovación, lo que podría devolverle parte del esplendor perdido y recuperar una parte de la historia de las comunicaciones marítimas en España y del patrimonio de Xàbia.

Bibliografía

  • Juan Bautista Codina Bas
  • Godofredo Cruañes
  • Arxiu Municipal de Xàbia
  • Revista de telégrafos -varias publicaciones-
  • Hemeroteca de Las Provincias
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