Se echa la vista atrás y siempre se descubren secretos o novedades. Hoy nos adentramos en la poco conocida historia de la comunicación que quiso implantarse en Xàbia, en concreto, en el Cabo de la Nao.
Fue a principio del siglo XX cuando la telegrafía sin hilos se perfilaba como una de las grandes revoluciones tecnológicas del momento. Mientras el nombre de Guglielmo Marconi resonaba en los círculos científicos internacionales, en España el comandante de ingenieros Julio Cervera se convertía en un pionero en la aplicación de esta tecnología. Su proyecto de establecer una comunicación telegráfica sin cables entre la península ibérica y las Islas Baleares es un episodio de la historia de la ingeniería y las telecomunicaciones.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar.
Los primeros pasos del proyecto
El 11 de marzo de 1902, la prensa anunciaba la llegada de Julio Cervera a Xàbia para evaluar el mejor emplazamiento de una estación de telégrafos sin hilos. Tras inspeccionar la zona del Cabo de San Antonio, Cervera decidió que el Cabo de la Nao ofrecía mejores condiciones para la instalación. Por aquel entonces aún no existía el Faro -ya que se construyó en 1928-, aunque su construcción fue ordenada en 1902 junto a este proyecto de comunicación.
Acompañado por el jefe del movimiento de telégrafos, Leandro González, emprendieron los estudios iniciales para la construcción de la estación, que uniría la costa alicantina con la isla de Ibiza, situada a unos 96 kilómetros de distancia.
Así pues, 15 días más tarde, el 25 de marzo de 1902, una conferencia celebrada en Madrid entre Cervera y el Director General de Telégrafos, José Laviña, confirman la inminente construcción de la estación telegráfica en el Cabo de la Nao de Xàbia. A pesar de los primeros rumores sobre los costes elevados, Cervera desmintió que la obra fuera tan costosa como se había especulado -presupuesto de 25.000 pesetas-, comparándola con las estaciones ya operativas en Ceuta y Tarifa.
Construcción y desarrollo
Los trabajos comenzaron el 1 de abril de 1902 bajo la dirección de Cervera. La estructura principal era un mástil de 60 metros de altura, construido enteramente de madera sin clavos metálicos, con una base conformada por cuatro piezas de 17 y 18 metros y una aguja final de 19 metros, además de una tonelada de peso.
El avance del proyecto despertó un gran interés tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general. Ingenieros y técnicos se desplazaron a Xàbia para presenciar las fases de montaje y los ensayos iniciales. Desde la punta del poste bajaría el cable que irá a emplazarse en la caseta contigua con el aparato de que es inventor D. Julio Cervera. La expectativa creció cuando se anunció que las primeras pruebas se realizarían entre agosto y septiembre de 1902.
Finalmente, las pruebas oficiales entre el Cabo de la Nao y el Cabo Pelado en Ibiza se retrasaron un poco y comenzaron a finales de 1902. Sin embargo, las primeras transmisiones no dieron el resultado esperado. A pesar de los esfuerzos por corregir las dificultades técnicas, los ensayos no lograron establecer una comunicación estable y efectiva.
Aún así, Cervera recibió el apoyo del gobierno y de la Casa Real -el rey Alfonso XIII- para continuar con su trabajo de investigación en la telegrafía sin hilos. Como resultado, se ordenó que el sistema de Cervera se implementara en Ceuta y Melilla para mejorar las comunicaciones militares en las plazas africanas. De hecho, más allá de su aplicación en las telecomunicaciones, Cervera también investigó el uso de ondas electromagnéticas en sistemas de guiado remoto de torpedos, anticipando desarrollos posteriores en la tecnología militar.
El legado de Cervera, la telegrafía
Aunque los ensayos en Xàbia no culminaron con éxito inmediato, el trabajo de Cervera fue fundamental en el desarrollo de la telegrafía sin hilos. Su sistema, basado en la transmisión de ondas electromagnéticas, se diferenciaba del de Marconi al emplear el aparato Hughes en lugar del sistema Morse, permitiendo la transmisión de hasta 120 letras por minuto.
Cervera no solo obtuvo patentes en España, sino también en Europa y Estados Unidos. Fundó la sociedad anónima 'Telegrafía y Telefonía sin Hilos' con el objetivo de fabricar los aparatos en territorio español, aunque el sector industrial del país no estaba preparado para asumir la producción de esta tecnología en ese momento.
Bibliografía
- Juan Bautista Codina Bas
- Hemeroteca de Las Provincias
- El Mercantil Valenciano
- El Heraldo de Madrid
- El Electricista
- Efemérides de Godofredo Cruañes