Entre finales de junio y durante el mes de julio de este 2023, la playa del Arenal de Xàbia ha sufrido tres cierres. El primero se produjo el 27 de junio, el segundo el 21 de julio, y el tercero una semana después, el 28 de julio. En todos los casos, el cierre no ha durado más de un día, 24 horas, pero el hecho ha supuesto un importante impacto económico en los restaurantes y comercios de la zona.
«Al no poder ir a bañarse a la playa provoca que los turistas y visitantes no paseen y consuman en los negocios». Esta es la declaración unánime de los empresarios, comerciantes y presidentes de las asociaciones de empresarios y restauradores de Xàbia.
El presidente de la Asociación de Comerciantes de la Playa del Arenal, Alfonso Pinel, ha manifestado que el cierre ha afectado mucho, «no sólo a los negocios, sino también a la imagen de Xàbia, lo que supone un daño para largo plazo».
Con este testimonio, Pinel señala que aunque aún no se puede hacer una valoración de la bajada económica que ha supuesto, «si se ha notado un número de cancelaciones en hoteles y reserva, así como en los servicios de comida y la bajada de ventas en los pequeños comercios». Y es que, en los días de cierre, sobretodo a mediodía, los restaurantes no llegaban a completar las mesas, «cuando es habitual tener hasta dos turnos», indican algunos empresarios.
Pinel destaca que este suceso es un problema que acarrea muchas consecuencias tanto a corto como a largo plazo, «pero por supuesto es una decisión que debe tomarse desde el Ayuntamiento y del que hemos estado informados en todo momento, y pese a que es difícil y duela, lo primero es la salud de las personas y es lo que se debe hacer».
«Hemos notado una bajada importante de clientes». Estas son las palabras del gerente de Restaurante La Fontana y Posidonia, Javier Vives. Como señalaba Pinel, los restaurantes no están haciendo pleno; «desde que tuvimos el primer cierre no nos recuperamos, no llegamos a tener el comedor lleno como era habitual y las reservas se concentran en un sólo turno», explica Vives.
Y es que, este suceso hace que los problemas vayan en cadena, «al no estar en la playa no consumes. Los turistas extranjeros suelen comer o cenar antes. Aprovechan su estancia en la playa para luego tomar algo, pero al no estar aquí, ya no vienen adrede», manifiesta Javi.
Este problema ha sido puntual de tres días, pero en temporada estival, lo que ya ha afectado en gran parte a la hostelería y a los pequeños comercios. «Aunque se abra la playa al día siguiente y se confirme que las analíticas son óptimas, la gente tiene miedo y ya no confía al 100%, busca otra alternativa y no viene a la playa», indica el empresario del Restaurante La Fontana.
Vives indica que sí en la actualidad ya se notan las consecuencias, «lo peor será en los próximos años. Muchos turistas ya manifiestan no volver, es el segundo verano que pasa, cancelan sus reservas y buscan otro destino. Si baja el turismo, se producirán pérdidas de puestos de trabajo».
Por su parte, el presidente de la Asociación de Restauradores de Xàbia (ARX), José Manuel Piña, ha solicitado el apoyo de todas las administraciones para poner solución a este problema que se repite. «La valoración global de lo que ha supuesto en el mes de julio aún no la tenemos pero está claro que con el cierre de la playa, el negocio durante el día se pierde. Durante el turno de mediodía de los días de cierre, la afluencia ha sido menor. La gente busca playa y se desplaza a otros lugares y esto afecta también a la imagen de Xàbia», reseña Piña.
El presidente de la Asociación de Restauradores de Xàbia (ARX) pide a los políticos que tomen medidas para parar este problema; «que no paren hasta dar una solución y saber de dónde proviene el problema».
Ahora, el deseo de todos, es que no vuelva a producirse ningún cierre, seguir bien con la temporada estival y que se aclare cuál es el motivo que produce los altos niveles de contaminación del agua (de origen fecal) de un día para otro para poder actuar.