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«De la cuesta de enero a la cuesta de la compra»

13 de enero de 2025 - 12:24

Se ha extendido y se ha hecho popular la frase «viejo, pero no tonto». Siendo bastante cierta, la experiencia y el aumento en años que acumulamos, no nos inhabilita para pensar y, al mismo tiempo, aliviar y comprender las penas, tras recibir y llevar a cuestas cientos de avatares en el transcurso de la vida. Realmente a los viejos, nos entristece mucho comprobar que las empinadas cuestas no las podemos subir porque nos flaquean las fuerzas, pero, aún, nos apena más, observar que la cuesta de los precios nos resulta mucho más difícil de superar que cualquier otra cuesta o montaña geográfica.

Yo, para intentar paliar las cuestas económicas me escapo a mi querida Xàbia para solazarme, y me resulta más liviano superar los obstáculos y dificultades económicas y me produce resultados satisfactorios. A pesar de todo, ya hace bastantes años que no me atrevo a escalar la dificultad montañosa del mítico Montgó, ni siquiera me atrevo a intentar subir sus estribaciones. Sin embargo, si que aprovecho colocarme frente a su Bahía en mi soñada Playa de la Grava y observar la salida del sol por la punta del Cabo de San Antonio mientras abro los brazos y siento que abrazo Xàbia, esperando que Xàbia me abrace a mí. Así mitigo las penurias de mi escasez económica, y doy gracias por lo bien que me alimenta mi querida Xàbia espiritualmente.

Como soy aficionado al ciclismo, observo con atención el esfuerzo ímprobo que tienen que realizar los deportistas que se dedican a la práctica de este deporte para escalar las pendientes de esos empinados puertos de montaña tratando de alcanzar la cumbre. Compruebo, cómo se va haciendo una exhaustiva clasificación y cómo se van quedando rezagados la mayoría hasta que llegan a la cima unos pocos privilegiados o los mejor preparados física y mentalmente. Haciendo un símil ciclista, a los viejos y pensionistas, nos resulta enormemente costoso superar, no ya la cuesta de enero, sino la de todo el año. Por muchos números que hagamos, no nos salen las cuentas para alcanzar la cumbre de «la cuesta de la compra».

Nos han vendido con gran entusiasmo propagandístico, la rebaja del IVA en algunos productos alimenticios con la engañifa de que supondrá un ahorro importante para el bolsillo de los consumidores. Los del edadismo (los mayores), y digo edadismo porque esta palabra ha sido admitida por la Real Academia de la Lengua, tenemos que hacer malabares, nos cuesta «estopa y pez» -que diría el castizo-, para arribar a la cima de la cuesta de la compra. Tanto si hacemos la compra diaria como semanal, el ahorro de esos centimicos (de esas monedas que casi odiamos), nos representa una miseria.

El ahorro, cuando lo calculamos, ya sea matemáticamente o bien por la cuenta de la vieja (contando con los dedos), es ridículo, nunca supera los 70 u 80 céntimos. Ya me dirán el capital ahorrativo que representa para los ancianos en su cuesta de la compra. Porque claro, a la hora de intentar subir una cuesta, la gran mayoría preferimos la llanura, incluso muchos ayudados por un bastón o con andador, porque no somos capaces de alcanzar ni siquiera el principio de la pendiente. Y si alguno goza de buena salud, se quedará a mitad de la cuesta y será un triunfo a celebrar.

Casi todos, en la cuesta de la compra nos paramos a primero de mes o a la mitad porque la economía flaquea y nos da números negativos, salvo contadas excepciones, o que apaguemos la luz. Vamos, que nos entra la pájara, que se diría en el argot ciclista. O sea, que vivimos a oscuras o comemos una vez al día, porque a mitad de mes de la cuesta de la compra, nos quedamos sin oxígeno, con IVA o sin IVA, y tenemos que avisar una ambulancia para que nos transporte al Servicio de Urgencias más cercano.

El último recurso que nos queda es pedir salud en esta angosta vereda que nos agobia física, mental y económicamente. Porque, por muchas vueltas que le demos, no nos salen las cuentas, y llega el mes de enero y no subimos ni siquiera la mitad de la cuesta, por lo que hay que armarse de paciencia, valor y fuerza moral (a falta de la física). Resistir es la palabra que oímos con más frecuencia, no queda otro remedio. A nuestra edad la
conformidad y la paciencia son grandes virtudes.

Juan Legaz Palomares.

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  1. Dietlinde Eder-Lehfeldt dice:

    Mir wurde aus dem Herzen gesprochen: ich habe Kälteschmerz und fliehe im Winter vom kalten Deutschland in den Süden. Mir werden auch an Hängen meine Grenzen gezeigt, aber je mehr ich übe in dieser interessanten Landschaft, umso höher komme ich- mit Stock. Er ist mir an Steilhängen eine große Hilfe..
    Froh bin ich, dass es in der Nacht viel geregnet hat, der ausgetrocknete Gorgos hat mir das Wasserproblem drastisch vor Augen geführt.


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