OPINIÓN | Comunidad femenina de pádel
El pádel sigue creciendo en popularidad, pero algunas costumbres del pasado parecen no querer desaparecer. En mayo, el club de pádel Gyro en Xàbia será sede de un torneo organizado por Los Pibes, un evento que promete nivel, emoción y un gran ambiente. Sin embargo, la comunidad femenina de pádel nos hemos visto afectadas ante la desigualdad de premios en la competición, una situación que evidencia la falta de equidad en el deporte.
El torneo contará con varias categorías, pero lo que más llama la atención no es el nivel de juego, sino la brecha en los premios. Para la primera categoría masculina, el primer clasificado recibirá 1.000 euros, mientras que el segundo se llevará 400 euros. En la segunda categoría masculina, los premios serán de 200 euros para el primer clasificado y 100 euros para el segundo.
¿Y en la segunda categoría femenina? Ni un solo euro en metálico. Las primeras y segundas clasificadas recibirán únicamente material deportivo.
Además, la organización del torneo ni siquiera ha contemplado la posibilidad de una primera categoría femenina, asumiendo de antemano que no habrá suficientes jugadoras interesadas. Como grupo femenino de pádel denunciamos que esta decisión es arbitraria y que, de haberse ofrecido un premio justo y equitativo, podría haber incentivado la participación de jugadoras no solo de Xàbia, sino también de otras localidades.
Uno de los argumentos más utilizados para justificar esta desigualdad es que en la categoría masculina hay más inscripciones y, por ende, una mayor recaudación. Sin embargo, esta lógica olvida que la visibilidad y el atractivo de una categoría también dependen de cómo se promociona y apoya desde la organización; «si los premios femeninos siguen siendo notablemente inferiores, cómo se espera incentivar más participación».
Insistimos en que la falta de equidad en los premios desmotiva a muchas jugadoras, que podrían estar interesadas en participar si la recompensa fuera justa. No es solo una cuestión de dinero, sino de reconocimiento y valoración del esfuerzo que cada deportista invierte en la competición.
Este torneo es solo un ejemplo de una realidad que se repite en muchos torneos. Cada vez más jugadoras y jugadores exigen condiciones justas en la competición. La diferencia de premios no es solo una cuestión económica, sino un mensaje claro sobre cuánto se valora el esfuerzo de cada categoría.