Focos y cámaras apagadas. Xàbia vuelve a decir adiós a una parte de su historia comercial. Tras 43 años de servicio ininterrumpido, el estudio de fotografía Juan Catalá apaga definitivamente sus focos y cámaras, cerrando las puertas de un negocio que durante más de cuatro décadas fue testigo de los momentos más importantes de la vida de familias, parejas, niños y fiestas de la localidad.
La historia de este estudio comienza en octubre de 1982, cuando un joven fotógrafo, con su cámara en mano, se unió al mundo de la fotografía en Xàbia, su pueblo natal, coincidiendo con la entonces fotógrafa de la localidad, Ángeles Bas.
Juan creó un espacio que capturara los recuerdos de Xàbia y de aquellos que querían inmortalizar bodas, nacimientos, celebraciones y momentos cotidianos que a su vez se transformaban en recuerdos inolvidables. Pero este estudio, que empezó bajo el nombre de Studio 17, no ha sido sólo el espacio donde se han creado recuerdos que perdurarían para toda la vida.
Con el tiempo, la tecnología ha cambiado la manera en que capturamos nuestras memorias. Las cámaras digitales, los teléfonos móviles y las redes sociales han reducido la necesidad de acudir a un estudio profesional. La fotografía instantánea de aquella época ha dado paso a una era de inmediatez, en la que las imágenes se capturan y se visualizan en segundos. Sin embargo, la labor de aquellos fotógrafos como Juan, Ángeles, Aguado, Pomera o Paulino no puede ser sustituida tan fácilmente. Había algo especial en esperar por esas fotos. Era un trabajo artesanal, no solo presionar un botón y listo. Había que revelar, seleccionar, etc. Además, de que no había días festivos, porque cuanto más fiestas, más trabajo.
En estas más de cuatro décadas, Juan Catalá ha sido testigo de los cambios de Xàbia, de sus fiestas y de miles de anécdotas.
Y ahora, con la bajada de persiana de este antiguo negocio, por una merecida jubilación; y con la revolución de que las cámaras digitales y los teléfonos hayan cambiado el concepto de la fotografía, la labor de la fotografía marca la importancia de conservar los recuerdos, de los momentos que, aunque pasen, permanecen en las imágenes.
A aquellas que confiaron en este profesional de la fotografía para plasmar sus mejores momentos se quedan ahora con dos recuerdos, el de las imágenes y el de quién fue el autor de ellas.