OPINIÓN | Alejandro Aguilar Parrilla, Politólogo y vecino de Xàbia
La pasada semana una amiga me comentó que se iba del pueblo. No podía seguir viviendo con sus padres y al no encontrar ninguna vivienda a un precio que no fuera abusivo, después de buscar durante meses, ha tenido que verse forzada a abandonar su pueblo.
Tristemente, es un ejemplo más de un número ya incontable de personas de mi generación, los nacidos en los años 90, que están siendo expulsadas de la tierra en la que se han criado, han crecido y les gustaría seguir viviendo.
Tengo amigos viviendo en Gata, Teulada, Pego, Pedreguer, Ondara, el Verger… algunos incluso se han ido a otros países. A su vez, tengo otros que por no querer abandonar su pueblo viven con sus padres. Incluso existen situaciones de amigos que han sido padres que no se pueden permitir una vivienda digna y adecuada a causa de los precios tan prohibitivos actuales para desarrollar una vida con tranquilidad y siguen viviendo en casa de los padres. Otros, que, incluso viviendo fuera, escolarizan a sus hijos e hijas en Xàbia para que no pierdan su arraigo. Muchos dependen de la voluntad diaria del casero, ya que no podrían pagar un aumento del alquiler o no sabrían dónde ir si el propietario del inmueble decide cambiarlo a alquiler vacacional.
Situaciones (algunas de las muchas existentes) que generan una ansiedad constante por la falta de un hogar donde poder consolidar tu proyecto de vida. Aunque exista resignación, deteriora vivir donde uno no quiere. Disponer de una vivienda digna y adecuada es la base para poder desarrollar plenamente el resto de tus facetas de la vida. No poder acceder a ella es motivo de frustración y tristeza. No existe conversación en la que no se mencione la precariedad habitacional que estamos sufriendo. No hay nadie que no lo sufra o conozca a alguien que no muestre su hastío ante esta situación que parece que no tenga fin.
Una realidad vivida con especial indignación debido a que nuestro pueblo es paradigma de la promoción inmobiliaria sin frenos. Experimentamos una segunda burbuja especulativa inmobiliaria donde la oferta aumenta exponencialmente, pero los precios y la oferta no se estimulan favorablemente para los intereses de la gente trabajadora. Al contrario, las promociones están dirigidas a “inversionistas” por no llamarlos “especuladores”, extranjeros del norte y otros segmentos de la población que pueden acceder al mercado. No son viviendas para que viva la gente de Xàbia.
Las dos caras de la moneda de un proceso de expulsión masiva de la población trabajadora local. Las personas que mantienen a flote nuestro pueblo: cocineras, camareros, jardineros, profesoras, obreros, sanitarios… No pueden vivir en él o malviven por falta de vivienda, triste paradoja.
Continuar con este modelo conllevará que Xàbia se convierta en unos años en un pueblo artificial para gente con alta capacidad adquisitiva. Será un municipio donde el interés especulativo superará el derecho a vivir de la mayoría de la población, expulsando cada vez a más sectores de la población. Dicho de otra forma, más que un pueblo será un producto.
Y ante esta realidad tan angustiante, a la par que duradera, ¿qué se está haciendo por parte de las instituciones públicas en la actualidad? La respuesta es sencilla: nada. Nada que esté a la altura de la emergencia habitacional existente.
Centrándonos en el ayuntamiento, las únicas dos medidas anunciadas por el equipo de gobierno actual son totalmente insuficientes. La moratoria no ha puesto fin al abuso del alquiler turístico y la construcción de 64 viviendas protegidas en régimen de venta (el precio medio rondará los 200 mil euros) generará mayor frustración que solución. Por este motivo, es urgente establecer un modelo habitacional que atienda a corto plazo la emergencia y que establezca una hoja de ruta a medio y largo plazo para impedir que las generaciones futuras sigan sufriendo esta situación.
Para establecer un nuevo modelo (y finalizando esta primera parte del artículo) se necesita el consenso de todas las fuerzas del ayuntamiento, sumando a la sociedad civil y empresarial. La crisis habitacional actual también ha sido apuntalada por los gobiernos del PSPV anteriores. No podemos vivir otra situación como la que estamos viendo con el “debate” por la falta de infraestructuras públicas. El “y tú más” no tiene cabida si queremos avanzar como pueblo, si realmente queremos que regresen los centenares de personas jóvenes que se han tenido que exiliar por la falta de un hogar en su tierra natal.
No ha sido un desarrollo urbanístico sin freno. TODO se ha construido con Licencias del Ayuntamiento, con Gobiernos votados por los javienses, porque hay que recordar que sólo votan los empadronados y NO quienes tienen una propiedad en Jávea. Lo que no puede ser es que cuando los padres y abuelos vendieron las terretas estaba todo bien, y ahora cuando un holandés se la vende a un inglés, sea especulación. Los javienses NO tiene derecho ninguno a que haya viviendas en su pueblo para sus hijos. Sería guay pero no es así. ¿Qué preparación tienen los jóvenes de Jávea? ¿Cuál es el nivel de fracaso escolar en Jávea? Se oculta porque debe ser enorme. Y se pretende que gente sin formación, con trabajos de mínimo nivel, pueda comprar o alquilar una vivienda en la población más «chic» de la Costa Blanca. Imposible. Menos lloro y más examen de conciencia. Si tuvieran derecho a votar TODOS los que tienen obligación de pagar impuestos en Jávea, porque lo justo es que la obligaciones conllevaran derechos, las cosas pintarían de otra manera, y veríamos más realismo y menos demagogia.
El dinamismo económico de Xàbia no es una amenaza, sino una consecuencia natural de su atractivo. Como advirtió Hayek, la prosperidad surge cuando las instituciones garantizan reglas claras sin intervenir de forma arbitraria en el mercado. La identidad de un lugar no se preserva con restricciones, sino con una gestión eficiente que equilibre inversión, urbanismo y sostenibilidad. En lugar de frenar su evolución, Xàbia necesita políticas que fomenten la integración del crecimiento sin caer en un proteccionismo nostálgico que sofoca el desarrollo
Lejos de razonar, emanais veneno por vuestra boca; dais miedo !
Típico artículo de podemita comunista, la solución es muy clara okupacion ilegal = cárcel como en Italia ya veras que rápido salen miles de viviendas para alquiler anual al mercado.
Pues nada, vamos a vender o alquilar lo nuestro a quien digan los podemierdas. Chaval, el mercado manda. Si mi casa vale 1000 no te la dejo en 999, COMUNISTAS.